sábado, 31 de julio de 2010

DECORA TU DIFERENCIA

Carteles de Ezra Pound. 70x50.
Diseño: Córdobanoconforme
Edita: Círculo de Estudios La Emboscadura
Para conseguirlos: celemboscadura@yahoo.es



A. FERRER DALMAU

Se hace raro que en la actualidad un artista pinte al modo decimonónico. Se hace raro que un catalán incluya banderas españolas en su obra. Se hace raro que se represente de modo heroico y gallardo a soldados españoles en Filipinas o a carlistas. Está claro que Ferrer Dalmau no va a recibir muchas subvenciones ni muchos premios, pero que quede clara nuestra admiración.

www.arteclasic.com

DALÍ HITLERIANO


No tenía ninguna razón surrealista para tratar a Lenin como un tema onírico. Todo lo contrario. Lenin y Hitler me excitaban en sumo grado. Hitler más que Lenin... Pinté la obra fuera de toda intención política, asociada a todos los símbolos de mi éxtasis. No quise admitir que el maestro de los nazis sólo era para mí un objeto de delirio inconsciente, una fuerza de autodestrucción y de cataclismo prodigioso. Hitler encarnaba para mí la imagen perfecta del gran masoquista que desencadenaría una guerra mundial por el único placer de perderla y de sepultarse bajo las ruinas de un imperio: acto gratuito por excelencia que debía haber suscitado la admiración surrealista; por una vez que teníamos un héroe moderno

Salvador Dalí, 1981

lunes, 26 de julio de 2010

FALANGE REPUBLICANA Y ANTICAPITALISTA

"¡Viva, viva la revolución!,

¡Viva, viva Falange de las JONS!

¡Muera, muera, muera el capital!,

¡Viva, viva el Estado Sindical!,

Que no queremos -¡no!- reyes idiotas,

que no sepan gobernar.

Lo que queremos e implantaremos:

el Estado Sindical.

¡Abajo el Rey!".

martes, 20 de julio de 2010

"CÓRDOBA", EL CANAL DE TELEVISIÓN ISLÁMICO

España es, sin duda, base de operaciones para el islamismo internacional y puerta de acceso de esta ideología antidemocrática a Europa. A las múltiples detenciones de extremistas y jucios ‘de honor’, habrá que sumar en breve un canal islámico que emitira desde suelo español para todo el mundo y que estará financiado por Arabia Saudí.

Decenas de canales televisión vía satélite, generalmente en árabe, divulgan el islam en el mundo entero. En ese panorama faltaba una cadena en español.

El nuevo canal saldrá al aire el 11 de agosto y se llamará, probablemente, Córdoba, la capital del Califato (siglos X y XI) que los teólogos musulmanes añoran porque se corresponde con la época de mayor esplendor de su religión.

Su sede estará en Andalucía, en Granada o en Córdoba, aunque también dispondrá de una delegación en Brasil para elaborar algunos programas en portugués. El día de verano en que inicie sus emisiones coincidirá con el comienzo previsto del Ramadán, el mes de ayuno islámico.

El célebre jeque saudí Abdelaziz Al Fawzan ha anunciado hace unos días en varias páginas webs religiosas islámicas el nacimiento del nuevo canal.

Al Fawzan tiene experiencia en dar a conocer su religión. Es el director, entre otros cargos, de la web Risalat Al Islam (Mensaje del Islam) que divulga el islam en castellano.

Aunque, en teoría, Al Fawzan es un empresario septuagenario, además de teólogo, mantiene estrechas relaciones con la familia real saudí que costea sus proyectos audiovisuales.

Profesor de sharía (derecho islámico) en la Universidad Islámica del Imán Mohamed Ibn Saud, el jeque Al Fawzan lanza con frecuencia, en hora punta, soflamas en la televisión de su país. Arremete, por ejemplo, contra EE UU, cuyo colapso, “siguiendo la misma pauta que Rusia” en 1991, vaticinó a bombo y platillo en 2008.

Justifica, por supuesto, ante las cámaras que las mujeres tengan vedado conducir automóviles en Arabia Saudí. Acusa también a los cristianos de politeísmo porque adoran a la Santísima Trinidad compuesta por el Hijo, el Padre y el Espíritu Santo.

Hasta ahora sólo existía en España una pequeña cadena local en árabe en Marbella bautizada Al Andalous, el nombre que los árabes dan a la España musulmana. Estaba dirigida a un público de árabes originarios del Golfo Pérsico que residen en la provincia de Málaga.

domingo, 18 de julio de 2010

REVISTA RESISTENCIA nº1/Diciembre 1995

Resistencia es el portavoz unitario de la militancia NacionalRevolucionaria española y estandarte de su alternativa Patriótica, Popular y Socialista.

Otros números aquí y aquí.

martes, 13 de julio de 2010

SOBRE EL MORADO DE LA BANDERA


Los que silban no saben que no hay color morado que valga una nueva guerra civil entre los españoles

El genocida Santiago Carrillo, 1977.

EL PÁRAMO CULTURAL

Desde la implantación democrática, los pseudohistoriadores y los medios de comunicación “liberales e independientes” se han encargado de volver a bombardear constantemente a los sufridos celtíberos con la socorrida y errónea imagen de que durante la “dictadura” existió un “desierto literario” y un “páramo cultural”.

Para rebatir tamaña inexactitud y falsedad, es interesante conocer el artículo de Julián Marías, nada sospechoso de franquista, que bajo el título La vegetación del páramo publicó La Vanguardia Española el viernes 19 de noviembre de 1976.

«Se trata –no hay que decirlo- del famoso “páramo cultural” español de los últimos decenios. La imagen ha sido moneda corriente desde poco después de la guerra civil. Primero circuló fuera de España; se suponía que en ella no quedaban más que “curas y militares”, y ni rastro de vida intelectual, refugiada en la emigración. La propaganda oficial, mientras tanto, afirmaba que se había eliminado –hacia el cementerio, la emigración, la prisión o el silencio- la escoria “demoliberal”, y se había restablecido el esplendor “imperial” de España, ejemplificado en nombres de los que hace mucho tiempo nadie se acuerda, y que no es piadoso recordar.

Hace mucho tiempo que quedaron atrás, desmentidas por los hechos, las dos versiones, si se quiere, las dos caras de la moneda falsa, de curso “legal” cada una de ellas en campos acotados y para propósitos muy definidos. Sin embargo, ahora reverdece la primera, destinada primariamente al consumo de los jóvenes nacidos a la vida histórica hace poco tiempo, un decenio o dos a lo sumo, que tienen más presente la imagen de los últimos años y confunden los tiempos que no han vivido.«Se trata –no hay que decirlo- del famoso “páramo cultural” español de los últimos decenios. La imagen ha sido moneda corriente desde poco después de la guerra civil. Primero circuló fuera de España; se suponía que en ella no quedaban más que “curas y militares”, y ni rastro de vida intelectual, refugiada en la emigración. La propaganda oficial, mientras tanto, afirmaba que se había eliminado –hacia el cementerio, la emigración, la prisión o el silencio- la escoria “demoliberal”, y se había restablecido el esplendor “imperial” de España, ejemplificado en nombres de los que hace mucho tiempo nadie se acuerda, y que no es piadoso recordar.

¿Cómo es posible que pueda usarse –y prosperar- la imagen del “páramo”? Los jóvenes tienen ante los ojos, sobre todo, las instituciones en las cuales estudian, a las cuales tienen acceso; y se podría hablar, en efecto, de un páramo institucional desde que la guerra arrasó las Universidades, el Centro de Estudios Históricos, la Institución Libre de Enseñanza, la Residencia de Estudiantes y la de Señoritas, y en muy buena medida las Academias. Se les ha dicho además, incansablemente, que no han tenido maestros -lo cual ha contribuido tanto a que no los tengan aunque los haya, a que renuncien a ellos y no los hagan suyos-. Se ha tratado de inculcar en sus mentes la idea de que sólo en los últimos años –a lo sumo desde 1956- ha habido intentos de resistencia a la falta de libertad, de afirmación de las opiniones discrepantes, de ejercicio de la inteligencia. Es decir, hasta que han empezado a hacer algo los interesados en difundir esa imagen. Todo lo anterior –y, en definitiva, todo durante cuarenta años- ha sido el páramo intelectual de España.

La verdad ha sido muy distinta. En La España real he escrito: “La libertad empezó a germinar y brotar, como brota la hierba en los tejados y en las junturas de las losas de piedra. Sería apasionante y conmovedor una historia fina y veraz del tímido, vacilante, inseguro renacimiento de la libertad en España”. No puedo hacerlo aquí –lo he hecho parcialmente, en otros lugares, desde hace un cuarto de siglo, por ejemplo en El intelectual y su mundo, 1956, publicado en Buenos Aires, prohibido muchos años en España: en Los Españoles; en El oficio del pensamiento; en Innovación y arcaísmo-; voy a limitarme a recordar algunos hechos, algunos datos, todos ellos anteriores a la muerte de Ortega a fines de 1955, es decir, en el apogeo del supuesto “páramo”.

La guerra civil –en ambas zonas- significó la ruptura de la continuidad, la casi total extinción de la vida intelectual, el dominio de la propaganda, la persecución de la verdad, el triunfo del partidismo. Sin embargo, en la zona republicana, en Valencia y luego en Barcelona, se publicó la revista mensual Hora de España, que mantuvo un decoro intelectual y literario, sorprendente en medio de una feroz discordia civil. La noble pluma de Antonio Machado honraba todos los números de la revista, y a su sombra colaboramos muchos que no hemos tenido nunca que avergonzarnos ni arrepentirnos de lo que allí escribimos. No sé si en la otra zona hubo algo comparable –no ha llegado a mí la noticia-, pero hay que hacer constar que, terminada la guerra, desde 1940 y durante los dos años de dirección de Dionisio Ridruejo y Pedro Laín Entralgo, Escorial significó un esfuerzo de reanudación de la convivencia intelectual y de los derechos de su ejercicio. Y, en forma ya más independiente, no se olvide lo que fue Leonardo en Barcelona, y desde 1946 Ínsula en Madrid (puede repasarse el índice de esta revista que hace unos veinte años compuso Consuelo Berges, y que no puedo ver sin admiración y una nostálgica melancolía).

Tres son los elementos que pueden distinguirse en los años posteriores a la guerra:

1) La exclusión de los disidentes por el Estado y las fuerzas políticas que lo respaldaban, su recuperación por el resto de la sociedad.

2) La reanudación de la continuidad intelectual por parte de los grandes escritores.

3) La aparición de otros nuevos, de las generaciones posteriores a la guerra.

Tan pronto como fue posible, quiero decir desde el término de la Guerra Mundial, que había impuesto un casi absoluto aislamiento, se empezó a hablar de los escritores emigrados. Mientras la censura proscribía sus obras y hasta se tachaba con indeleble tinta negra su nombre al frente de la edición de un clásico, Ínsula fue el órgano principal de su difusión y comentario. En el Diccionario de Literatura Española de la Revista de Occidente (1949) hablé de Alberti, García Lorca, Salinas, Guillén, Antonio Machado, Azaña, Gómez de la Serna, Casona, José Gaos, y allí aparecían igualmente otros muchos, sin otro criterio que la calidad y la información disponible.

Los grandes autores de la generación del 98, de las dos siguientes, empezaron muy pronto a escribir, y una parte esencial de su obra corresponde a los años que estoy recordando. Menéndez Pidal publica Los españoles en la Historia y Los españoles en la literatura –tan independientes, tan contracorriente, que tanto rencor oficial provocaron-: Reliquias de la poesía épica española, Romancero hispánico, El Imperio Español y los cinco reinos, innumerables estudios lingüísticos, literarios e históricos. Azorín, Españoles en París, Pensando en España, los dos prodigiosos libros Valencia y Madrid, novelas como El enfermo, La isla sin aurora, María Fontán, Salvadora de Olbena; cuentos como Cavilar y contar, ensayos y memorias como París, Memorias inmemoriales, Con permiso de los cervantistas, Con Cervantes, El cine y el momento. Baroja en los mismos años publica sus memorias, Desde la última vuelta del camino, Canciones del suburbio, El cantor vagabundo... Los títulos de Ortega se suceden: Historia como sistema, Ideas y creencias, Teoría de Andalucía, Estudios sobre el amor, los prólogos a Bréhier y Ybes, a Alonso de Contreras y El collar de la Paloma, Papeles sobre Velázquez y Goya... Zubiri publica Naturaleza, Historia, Dios; Morente, Lecciones preliminares de filosofía y Ensayos; Dámaso Alonso, La poesía de San Juan de la Cruz, Ensayos sobre poesía española, Vida y obra de Medrano, Poesía española, y nada menos que los libros de poesía original Oscura noticia, Hijos de la ira y Hombre y Dios. García Gómez, después de las Qasidas de Andalucía, Silla del Moro y Nuevas escenas andaluzas, la traducción de El collar de la paloma.Vicente Aleixandre, nada menos que Sombra del Paraíso; y por si fuera poco, Mundo a solas, Poemas paradisiacos, Nacimiento último, Historia del corazón. Miguel Mihura estrena en colaboración Ni pobre ni rico sino todo lo contrario y El caso de la mujer asesinadita, y solo Tres sombreros de copa, El caso de la señora estupenda, Una mujer cualquiera, ¡Sublime decisión!, etc. José López Rubio, Alberto, Celos del aire, La venda en los ojos, La otra orilla. Fernando Vela publica El grano de pimienta, Circunstancias, Los Estados Unidos entran en la historia. Marañón da una larga serie de libros admirables: Ensayos liberales, Crítica de la medicina dogmática, Luis Vives, Españoles fuera de España, Antonio Pérez, Elogio y nostalgia de Toledo.¿Quién ha podido romper la continuidad de la cultura española del siglo XX, más fuerte que el partidismo, la violencia y el espíritu de negación?

¿Y los nuevos? Quiero decir los escritores apenas conocidos o desconocidos enteramente, que hacen la mayor parte de su obra después de la guerra civil. Aparte de algunos libros promovidos por la guerra misma, poesía o narraciones de Miguel Hernández, Herrera Petere, Rafael Alberti, Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo y otros a ambos lados de las trincheras, hasta 1941 no empieza ese nuevo brote de pensamiento, narración o poesía.

Casi toda la obra poética de Gabriel Celaya es de ese período: Tentativas, Movimientos elementales, Objetos poéticos, Las cosas como son, Las cartas boca arriba, Paz y concierto, Vía muerta, Cantos iberos. Casi lo mismo podría decirse de Luis Rosales: después de Abril, anterior a la guerra, Retablo sacro del Nacimiento delSeñor, La casa encendida, Rimas. De Dionisio Ridruejo son Primer libro de amor, Fábula de la doncella y el río, Sonetos a la piedra, Poesía en armas, En la soledad del tiempo. La obra de Leopoldo Panero, José Luis Hidalgo, Carlos Bousoño, Eugenio de Nora, Blas de Otero, se condensa o al menos se inicia y madura en estos años.

Zunzunegui, anterior a la guerra, publica con fecundidad tras ella: ¡Ay..., estoshijos!, La quiebra, La úlcera, Las ratas del barco, Esta oscura desbandada.Pero es Camilo José Cela el que inicia la novela de su generación, a fines de 1942: La familia de Pascual Duarte; y luego, Pabellón de reposo, Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes, La colmena, Viaje a la Alcarria y tantas invenciones más. Y tras él Ignacio Agustí con Mariona Rebull y El viudo Rius, Carmen Laforet con Nada, Gironella con La marea yLos cipreses creen en Dios, Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada, Aún es de día, El camino, Mi idolatrado hijo Sisí, Diario de un cazador. Todavía en ese plazo empiezan a aparecer cuentos de Ignacio Aldecoa y su novela El fulgor y la sangre y Congreso en Estocolmo, del economista y novelista José Luis Sampedro, y Gonzalo Torrente, y el comienzo de la obra teatral de Buero Vallejo, desde Historia de una escalerahasta Irene o el tesoro.

¿Cómo olvidar la obra ingente de Pedro Laín Entralgo, autor caudaloso y profundo a un tiempo? Medicina e historia, Menéndez Pelayo, Las generaciones en la historia, La generación del 98, España como problema, La historia clínica, Palabras menores, La espera y la esperanza, son sólo unos cuantos de sus libros de quince años. Y, aunque con obra iniciada unos años antes, Enrique Lafuente Ferrari da en éstos mismos lustros obras capitales: Velázquez, Vázquez Díaz, Zuloaga, la expansión y maduración de su Breve historia de la pintura española, el libro esencial sobre el tema. ¿Y los innumerables libros de Camón, Juan Antonio Gaya Nuño, Sánchez Cantón, Angulo, María Luisa Caturla, María Elena Gómez Moreno? Añádase la obra de Fernando Chueca, desde Invariantes castizos de la arquitectura española hasta Nueva York: forma y sociedad, El semblante de Madrid o La arquitectura del siglo XVI, los estudios de geografía social de Manuel de Terán, los ensayos de patología psicosomática y psicología de Juan Rof Carballo, y tantas obras originales. Los libros de historia de las ideas de Antonio Tovar, Luis Díez del Corral, José A. Maravall, Enrique Gómez Arboleya, Lapesa, Blema, Díaz-Plaja... Y la aparición un poco tardía de Aranguren.

Y no puedo omitir mi nombre, porque, si no me equivoco, mi Historia de la Filosofía (enero de 1941), fue el primer libro nuevo de autor nuevo, que invocaba la tradición filosófica española anterior a la guerra para seguir adelante con otros libros: La filosofía del P. Gratry, Miguel de Unamuno, El tema del hombre, Introducción de la Filosofía, Filosofía española actual, El método histórico de las generaciones, Biografía de la Filosofía, Ensayos de teoría, Idea de la Metafísica, La estructura social...

Repare el lector en que esto es una fracción de lo que se ha publicado en España después de la guerra civil y hasta 1955. Y que me he fiado de mis recuerdos más vivos, sin disponer de tiempo ni de espacio para tratar adecuadamente el tema. Pero pienso que no son buenos botánicos los que hablan del “páramo” y se les pasa esta frondosa, esperanzadora vegetación, que pudo brotar en el clima más inhóspito, sin abono, sin cultivo, mientras tantos intentaban simplemente descastarla».

Julián Marías.


domingo, 11 de julio de 2010

LA JUVENTUD RADICAL CONTRA EL PASADO

¿TOLERANTES?


En nuestra bonita (sic) ciudad hay un espectacular grafiti justo enfrente del Ayuntamiento en lo que era un paredón blanco. La pintada fue propuesta desde algún "evento" de estos que se celebran en la ciudad, me imagino que sería algún Eutopía de hace algunos años y desde entonces ha sido respetada.

Además, el motivo representado, aunque se le puede dar cualquier concepto ideológico, es muy interesante, porque plasma el adoctrinamiento que sufrimos. Unos bichejos de colores son conducidos por unos seres grises hacia un mundo oscurecido.

Pues ya decíamos antes que este grafiti había sido respetado durante años y nadie había pintado nada encima. Pues esto fue hasta hace poco que los tolerantes antitaurinos han ido pegando sus carteles (cutres, que todo hay que decirlo) encima del mural.

LA NARANJA MECÁNICA O...

sábado, 10 de julio de 2010

GUERRA AL INVASOR


Al grito de patria todos se alzaron, sin distinción de edades, de provincias; y si Madrid blasona con justicia de su dos de mayo, los catalanes se ufanan de haber sido los primeros que en el campo libre enseñaron a los veteranos de Italia y de las pirámides que en las alturas del Bruch se conocían modos de combate ignorados todavía por ellos, que eran maestros de la guerra.

Cortada

viernes, 9 de julio de 2010

UNAMUNO SOBRE LA LENGUA


El español es el idioma oficial de la República. Todo ciudadano español tiene el deber de saberlo y el derecho de hablarlo. En cada región se podrá declarar cooficial la lengua de la mayoría de sus habitantes. A nadie se podrá imponer, sin embargo, el uso de ninguna lengua regional.

Miguel de Unamuno, 1931.

lunes, 5 de julio de 2010

MARCIANO DURRUTI

Carnet de membre de Falange de Marciano Durruti

Cuenta la francesa Simone Weil de sus vivencias en la Columna Durruti que en una escaramuza capturaron a un chico de 15 años que peleaba con los nacionales. «Lo registraron; se le encontró una medalla de la Virgen y un carné de Falange», relata. «Lo enviaron ante Durruti, quien le dio a elegir entre morir o incorporarse a las filas de quienes le habían capturado. Le dio un plazo de 24 horas para reflexionar. El muchacho dijo que no y fue fusilado...»

¿Hubiese actuado igual el enaltecido líder anarquista si el capturado hubiera sido el militante de Falange Española de las JONS Marciano Pedro Durruti Domingo, penúltimo de sus siete hermanos?

Quince años más joven que Buenaventura, Marciano Pedro, tan exaltado como su hermano, ingresó en la Falange a comienzos de 1936, trató de mediar entre José Antonio Primo de Rivera y el propio Buenaventura y acabó fusilado por miembros de su mismo bando en 1937. Para él valdría el retrato que Pío Baroja trazó de su hermano: «Durruti era tipo para tener biografía en romance, en un pliego de literatura de cordel, con un grabado borroso en la primera página».

Marciano Pedro Durruti Domingo -no Domínguez, por más que lo pongan biógrafos de Buenaventura- había nacido en León el 6 de marzo de 1911. Para entonces su hermano Buenaventura estaba a punto de cumplir 15 años y no hacía mucho que había dejado los estudios para incorporarse al taller de Melchor Martínez, donde, como escribe Abel Paz, aprendería socialismo además del oficio de mecánico. Marciano Pedro acabaría igualmente siendo mecánico y chapista.

También como su hermano Buenaventura, empezó desde joven a militar en política. Inicialmente, en las filas del anarquismo y, seguramente, con la misma ostentación sobreactuada con que años después defendería el falangismo. En octubre de 1934, a los 23 años, y con su hermano Buenaventura ya convertido en mito anarquista, Marciano Pedro fue puesto a disposición de las autoridades militares de León por considerársele implicado en el movimiento revolucionario y significado elemento de la FAI.

De anarquista a Falange

Ha sido Manuel Durruti Cubría, doctor en Ciencias Químicas por la universidad alemana de Heidelberg y sobrino de Buenaventura y Marciano, quien de verdad se ha tomado el trabajo de exhumar el perfil del hermano falangista. En su empeño de esclarecer la memoria de los Durruti al margen de filias y fobias políticas, él fue quien dio con los papeles de la causa 405/37 que condenó a la pena capital a su tío Marciano.

Al poco más de un año de la detención de 1934, Marciano ya militaba en Falange. La afiliación de un hermano de Buenaventura Durruti que, además, había pertenecido al Ateneo Obrero despertó recelo entre ciertos falangistas locales. Pese a lo cual, el joven mecánico leonés ingresó el 5 de febrero de 1936 con el aval, nada menos, que de José Antonio Primo de Rivera.

El poeta Victoriano Crémer dedica un cálido espacio a Marciano Pedro Durruti -él lo llama Pedro, a secas, y lo define como «anarco-falangista»- en su memorial El libro de San Marcos. Los dos coincidieron en la penosa cárcel leonesa de San Marcos.

En ese libro, Crémer alude a la relación de Marciano con Primo de Rivera y a un intento de mediación del falangista leonés entre su hermano y José Antonio. «Aquel Pedro Durruti, bajo y fuerte como un legionario romano», escribe Crémer, «de mirada insolente y penetrante como todos los del clan y palabra arrebatada comenzó a desplegar actividades en los distintos campos, convertido en conspirador de la fusión o de la confusión. Y fue de José Antonio a Buenaventura y de éste a Ángel Pestaña [anarquista fundador del Partido Sindicalista]».

Un informe del delegado de Orden Público de León asegura que Primo de Rivera dio un cargo a Marciano Durruti en Falange Española de Madrid «por una gestión que había hecho con los anarquistas de Barcelona». En cualquier caso, no parece que los contactos fueran muy fructíferos. Como remata Crémer: «A punto estuvo [Marciano] de ser estrangulado por su propio hermano cuando le llegó con la embajada del desaforado contubernio».

El joven Durruti coincidió con Primo de Rivera en julio de 1936 en la madrileña cárcel Modelo. De allí salió Marciano por mediación de su madre, Anastasia Domingo, que, al parecer, movió importantes influencias (¿Azaña, Ángel Pestaña, su propio hijo Buenaventura?).

A su vuelta de Madrid, en los primeros días del conflicto civil, buscó refugio en casa de otro de los hermanos Durruti, entonces destinado como fogonero en la reserva de locomotoras de la localidad leonesa de Busdongo. Y de allí pasó a León, donde un año más tarde se precipitaría su tragedia.

En una ciudad pequeña y de atmósfera tirando a levítica como León, un tipo vehemente como Marciano Durruti, llegado al falangismo del anarquismo, tenía las de perder. Y su alineamiento con las tesis del sucesor de Primo de Rivera, Manuel Hedilla, condenado a muerte por Franco por resistirse a la unificación de Falange Española con los tradicionalistas, sería el detonante de su condena.

Ideas corrosivas

Según el sumario del consejo de guerra celebrado contra él entre el 21 y el 22 de agosto de 1937, Marciano Durruti iba proclamando con absoluto descaro, en público y en privado, ideas corrosivas como la disolución de la Guardia Civil, la desaparición del clero, la admisión en Falange de socialistas y comunistas o la subordinación del Ejército a Falange. Incluso se recogió un informe que insinuaba que podría haber dado, o eso se decía, el fichero de Falange a la Dirección General de Seguridad republicana, debido a lo cual habrían sido fusiladas gentes de derechas por elementos marxistas.

De poco vale argüir en su descargo una nota publicada en el diario anarquista Claridad en abril de 1936: «En cuanto a la detención de un tal Marcelo [sic] Durruti en compañía de un pistolero a sueldo del fascio llamado Moldes hemos de decir que, aunque él se llama anarquista no es tal, pues los informes que de él tenemos son pésimos, y no hay más sino que nuestro querido compañero Buenaventura Durruti tiene la desgracia de ser hermano suyo, y este sinvergüenza trata de explotar el nombre limpio de su hermano, olvidando que éste le tuvo que echar de su lado».

La suerte de Marciano Pedro estaba echada y en un vertiginoso -y algo chapucero- consejo de guerra se le condenó a muerte por adhesión a la rebelión con la peculiaridad de que la pena fuese «ejecutada por individuos de la misma organización del condenado».

Marciano Pedro murió fusilado el mismo día 22 de agosto en El Ferral del Bernesga, en León. Se ignora si fue amortajado con la prenda para la que, sugiere Victoriano Crémer, su hermana Rosa habría bordado la estampilla del yugo y las flechas, en labor como sacada del Cara al sol. Enterrado en el cementerio municipal de León, Marciano Pedro Durruti no podía aspirar a un duelo multitudinario como el que Barcelona ofreció a su hermano Buenaventura, cuya muerte sigue sin esclarecerse del todo. Unos dicen que fue un accidente con su propio fusil; otros, que fue asesinado por agentes estalinistas, ejecutado entonces por gente de su mismo bando, como ocurrió con Marciano.

Fuera como fuese, Buenaventura murió el mismo 20-N de 1936 que José Antonio Primo de Rivera, ¿el mentor de Marciano Pedro? Tristes ironías, disidencias, tal vez caprichos de la Historia.

Gonzalo Garcival

(Crónica / El Mundo, 01-04-07)