jueves, 25 de marzo de 2010

¡AHORA O NUNCA!


Yo sé que a espíritus excesivamente cautos todo esto de una fuerte vanguardia de juventudes les ha de parecer peligroso y desorbitado.

Quizás nada nos dé ánimo tan inmediato como esta saña de los que se oponen a nosotros.

¡Nosotros sentimos la alegría inmensa de ser odiados por ellos!

No hay nada más que un camino abierto: la revolución.

Que se incorporen todas las juventudes españolas. ¡Que se una todo el ímpetu de la Revolución en un frente apretado de juventudes! ¡Ahora o nunca!

Frases sacadas de un discurso ante la Falange de Madrid por parte de Enrique Sotomayor, en noviembre de 1939. Sotomayor en plena Guerra Civil pretendió crear un Frente de Juventudes donde se unieran obreros, campesinos y estudiantes y darle un auténtico aire nacionalsindicalista, justo cuando Franco se inventaba un nuevo Estado que con la careta de la Falange solo servía para crear un régimen acorde con la "derechona". Fue quitado de en medio y murió como un héroe en Rusia con la División Azul.

viernes, 12 de marzo de 2010

LA GAITA Y LA LIRA, J. A. Primo de Rivera

¡Cómo tira de nosotros! Ningún aire nos parece tan fino como el de nuestra tierra; ningún césped más tierno que el suyo; ninguna música comparable a la de sus arroyos. Pero... ¿no hay en esa succión de la tierra una venenosa sensualidad? Tiene algo de fluido físico, orgánico, casi de calidad vegetal, como si nos prendieran a la tierra sutiles raíces. Es la clase de amor que invita a disolverse. A ablandarse. A llorar. El que se diluye en melancolía cuando plañe la gaita. Amor que se abriga y se repliega más cada vez hacia la mayor intimidad; de la comarca al valle nativo; del valle al remanso donde la casa ancestral se refleja; del remanso a la casa; de la casa al rincón de los recuerdos.

Todo eso es muy dulce, como un dulce vino. Pero también, como en el vino, se esconden en esa dulzura embriaguez e indolencia.

A tal manera de amar, ¿puede llamarse patriotismo? Si el patriotismo fuera la ternura afectiva, no sería el mejor de los humanos amores. Los hombres cederían en patriotismo a las plantas, que les ganan en apego a la tierra. No puede ser llamado patriotismo lo primero que en nuestro espíritu hallamos a mano. Es elemental impregnación en lo telúrico. Tiene que ser, para que gane la mejor calidad, lo que esté cabalmente al otro extremo, lo más difícil; lo más depurado de gangas terrenas; lo más agudo y limpio de contornos; lo más invariable. Es decir, tiene que clavar sus puntales, no en lo sensible, sino en lo intelectual.

Bien está que bebamos el vino dulce de la gaita, pero sin entregarle nuestros secretos. Todo lo que es sensual dura poco. Miles y miles de primaveras se han marchitado, y aún dos y dos siguen sumando cuatro, como desde el origen de la creación. No plantemos nuestros amores esenciales en el césped que ha visto marchitar tantas primaveras; tendámoslos, como líneas sin peso y sin volumen, hacia el ámbito eterno donde cantan los números su canción exacta.

La canción que mide la lira, rica en empresas porque es sabia en números.

* * *

Así, pues, no veamos en la patria el arroyo y el césped, la canción y la gaita; veamos un destino, una empresa. La patria es aquello que, en el mundo, configuró una empresa colectiva. Sin empresa no hay patria; sin la presencia de la fe en un destino común, todo se disuelve en comarcas nativas, en sabores y colores locales. Calla la lira y suena la gaita. Ya no hay razón –si no es, por ejemplo, de subalterna condición económica– para que cada valle siga unido al vecino. Enmudecen los números de los imperios –geometría y arquitectura– para que silben su llamada los genios de la disgregación, que se esconden bajo los hongos de cada aldea.

(FE, núm. 2, 11 de enero de 1934)

martes, 9 de marzo de 2010

CARLISTA EN PERDIDOS


Curiosa imagen en la que este personaje de la serie Perdidos (Lost) se ve con una bandera con el aspa de San Andrés en su mesilla.

¡Dios, Patria y... perdidos!

miércoles, 3 de marzo de 2010

LOS ANTIALGO, J. A. Primo de Rivera

Los antialgo, sea lo que sea este algo, se me representan imbuidos de reminiscencias del señoritismo español, que se opone irreflexiva, pero activamente a lo que no comparte. No soy ni antimarxista, siquiera, ni anticomunista, ni anti... nada. Los "anti" están desterrados de mi léxico, como si fueran tapones para las ideas.

José Antonio Primo de Rivera